El pasado 18 de mayo, el hoy ya becerro, acaparaba la portada de los medios de comunicación al nacer en una granja de la localidad palentina de Melgar de Yuso, muy cerca de Frómista. Clonado de un semental de la ganadería de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, el animal aún pasta en la explotación castellana. Aunque por poco tiempo. Y es que dentro de unas pocas semanas, emprenderá el camino hacia sus orígenes. De Palencia a Utrera (Sevilla). Varios centenares de kilómetros para reunirse por primera vez en la finca El Toruño con sus compañeros de carga genética.
«Ha sido un éxito, no ha sufrido ninguna complicación y su desarrollo está siendo formidable», explica el responsable del proyecto, el doctor Vicente Torrent, que califica de «fotocopia genética» del semental original a su creación, que ronda ya los 200 kilos. Por ello, considera que «se acerca ya el momento de que conozca su entorno natural y a sus hermanos». «Got», único superviviente de un experimento que costó cerca de los treinta mil euros y tres años de trabajo, deberá esperar aún hasta convertirse en cuatreño para comenzar a cubrir una punta de vacas cuidadosamente escogidas al efecto. «Obviamente, no será lidiado, aunque ya embiste y da signos de bravura, pero su verdadero interés es científico. Queremos comprobar qué transmite a sus descendientes, si mantiene la carga genética del semental del que procede». Por eso, será cercado con vacas de similares características a las que en su día tuvo «Vasito» y se compararán los resultados de ambos.
En este sentido, Torrent destacó la importancia que puede tener la clonación para «salvar ejemplares de alto valor genético». «Existe un riesgo evidente de perder determinados encastes cada día más minoritarios, si se les sigue apartando terminarán desapareciendo».
«Éstas técnicas son muy complejas, pero son una herramienta que está ahí para colaborar en lo que sea posible para mantenerlos muy vivos, puesto que, aunque toda ganadería tenga un propietario, algunas poseen tanto valor que son patrimonio de todos los españoles», justifica el científico, que ya ha recibido numerosas llamadas de más ganaderías interesándose por sus métodos.
«Ha sido un éxito, no ha sufrido ninguna complicación y su desarrollo está siendo formidable», explica el responsable del proyecto, el doctor Vicente Torrent, que califica de «fotocopia genética» del semental original a su creación, que ronda ya los 200 kilos. Por ello, considera que «se acerca ya el momento de que conozca su entorno natural y a sus hermanos». «Got», único superviviente de un experimento que costó cerca de los treinta mil euros y tres años de trabajo, deberá esperar aún hasta convertirse en cuatreño para comenzar a cubrir una punta de vacas cuidadosamente escogidas al efecto. «Obviamente, no será lidiado, aunque ya embiste y da signos de bravura, pero su verdadero interés es científico. Queremos comprobar qué transmite a sus descendientes, si mantiene la carga genética del semental del que procede». Por eso, será cercado con vacas de similares características a las que en su día tuvo «Vasito» y se compararán los resultados de ambos.
En este sentido, Torrent destacó la importancia que puede tener la clonación para «salvar ejemplares de alto valor genético». «Existe un riesgo evidente de perder determinados encastes cada día más minoritarios, si se les sigue apartando terminarán desapareciendo».
«Éstas técnicas son muy complejas, pero son una herramienta que está ahí para colaborar en lo que sea posible para mantenerlos muy vivos, puesto que, aunque toda ganadería tenga un propietario, algunas poseen tanto valor que son patrimonio de todos los españoles», justifica el científico, que ya ha recibido numerosas llamadas de más ganaderías interesándose por sus métodos.
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