Siempre que escribo de tabletas –como ayer- se acaba hablando en los comentarios del daño a los ojos y la fatiga visual (también sobre la utilidad de las tabletas, ¿Realmente aportan algo que no pueda hacer un portátil? Es una discusión que me gustaría seguir otro día porque evidentemente creo que sí). Es también una pregunta que me han hecho con frecuencia durante estas navidades, sobre todo para elegir a la hora de regalar entre un lector de libros electrónicos o uno de estos dispositivos. Leer en una pantalla, ¿hace daño a la vista?
Es probable que yo no sea la persona más indicada para asegurar que no. La genética me ha maldecido con una miopía de espanto y lo único que me salva es que tengo una fuerte descompensación entre mi ojo derecho –poco miope- y mi ojo izquierdo –un caso perdido, veo el mundo como arte abstracto- así que cuando me levanto por las mañanas aún soy capaz de encontrar las gafas o las lentillas, aunque sea usando sólo el derecho.
Ahora bien, a pesar de mis males no creo que las pantallas de ordenador que he mirado desde los seis años hayan tenido mucho que ver. En diez años de profesión he tenido que escribir varios artículos sobre ergonomía y uso correcto del ordenador y todavía no he encontrado un solo oftalmólogo que afirmara que las pantallas, LCD o CRT, produzcan daño alguno con un uso típico.
Lo que sí producen es fatiga visual y física y las razones fundamentales son dos. La primera es que solemos colocar mal las pantallas, sobre todo cuando usamos equipos portátiles. El LCD tiene que estar a la altura de los ojos y a una distancia que nos permita leer u observar los detalles sin necesidad de inclinarnos. El segundo punto es el propio brillo de la pantalla, que debe ajustarse a las condiciones de la habitación donde estemos usando el ordenador. Antes, con los monitores CRT, la frecuencia de refresco también influía pero es un problema que ya casi ha desaparecido.
Las tabletas salvan estos problemas gracias a dos características. La primera es que en lugar de inclinar el cuerpo lo que se hace es simplemente acercar y alejar la tableta de los ojos. Sólo eso ya supone una considerable mejora a la hora de trabajar con ellas, en mi opinión. La segunda es que el nivel de brillo se regula por lo general de forma automática gracias a un sensor de luz integrado o, en el peor de los casos, hay controles de brillo fácilmente accesibles. Algunas tabletas tienen además mayor densidad de píxeles que las pantallas de un ordenador, lo que las hace bastante más cómodas.
Por supuesto puede llegar un momento en el que la vista se canse, algo que rara vez sucede con textos impresos en papel. ¿Significa eso que es peor que la tinta electrónica? Depende. Las pantallas de tinta electrónica tienen un problema y es que su contraste es reducido. No es letra negra sobre un fondo blanco, sino letra gris sobre un fondo gris. Cada generación de pantallas de tinta electrónica mejora un poco el contraste, pero aún así puede llegar a causar cierto cansancio, sobre todo si no hay mucha luz ambiente.
Hay sin duda un punto muy a favor de la tinta electrónica y es que se lee fantásticamente bien en exteriores, donde una pantalla LCD u OLED siempre tiene dificultades, pero a cambio la tinta electrónica sólo sirve para una cosa: mostrar texto. Se pierde la capacidad multimedia y de navegación web de la tableta. Yo jamás he tenido problemas de cansancio con un libro de tinta electrónica pero lo cierto es que tampoco noto molestia al usar una tableta. Sé, eso sí, que si hiciese una prueba de resistencia la tableta sería la que me haría sufrir primero.
Mención aparte merece el tema de las pantallas en 3D, sobre todo cuando los que las usan son menores. Nintendo, por ejemplo, ha avanzado esta semana que no recomendará el uso de la función 3D de su próxima consola portátil a los menores de seis años y es una recomendación que hacen también la gran mayoría de fabricantes de televisores 3D. El uso de gafas 3D o de pantallas autoesteroscópicas puede entorpecer el desarrollo de la estreopsis y favorecer los casos de estrabismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario